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The Surge - sin soul pero con soldados




"La metadona como sustituto de la heroína cumple una labor social que poco (o nada) tiene que ver con sacar de la droga al drogadicto. En mi ciudad los camiones con el zumo de naranja paraban por la mañana cerca del hospital. Hasta allá peregrinaban los colgados de la zona, los que estaban un peldaño por encima de los que los mataos del caballo. Repartir metadona servía, por una parte, para tenerlos tranquilos durante una parte del día y que no les diese por robar a un anciano, pegar a un niño o, los más valientes o desesperados, dar un palo en un estanco. Por otra parte, se pretendía que algunas enfermedades como el SIDA o la Hepatitis C dejase de golpear a este segmento de la población y, lo que más se temía (erróneamente) que se contagiase al resto de ciudadanos modelos. Siempre creí que este segundo aspecto no estaba aún demasiado cuidado, por eso mismo que años más tarde aparecerían (para luego extinguirse) las narcosalas: clones limpios y pulcros con jeringuillas desechables que cambiaban el descampado de Las Barranquillas por una habitación. Pasar de lo medieval al futuro gracias a la Comunidad de Madrid."



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