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Lo imposible sublima la paranoia



































Cuando el verdadero creyente en la conspiración mundial debe ponerse serio ante sus estados mentales y su confrontación con el mundo, no valen medias tintas. Si él sabe que la conspiración existe, los conspiradores deben saber que sabe que la conspiración existe. Es como el capitalismo fagocitando la heterogeneidad de un sistema periférico para integrarlo en su homogeneidad. Como el artista que se hace el idiota diciendo que no sabe qué es el postmodernismo cuando tiene a Jameson sobre la mesita de noche. No, si él sabe que la conspiración existe es que ellos saben de su existencia. 

La paranoia sublime es aquella en la que tú, creyente de la conspiración, por fin formas parte de ella. Unos conspiradores que, oh destino, logran integrarte en ella de tal modo que si logras huir y contarlo a todos nadie lo creerá, pues han sabido disfrazarla de locura y absurdez hasta tal extremo que la verosimilitud se hace inconsistente. Qué listos los conspiradores, te hacen pasar por loco para que nadie te crea, para que nadie sepa (incluso tú) que lo que antes te pasaba no era un mal de la cabeza, sino preclara lucidez.

Ay estos conspiradores, que también leen los libros de los  conspiranoicos que los estudian.

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