Tirar de la manta
A veces hay que mandar todo a tomar por el culo y chivarse. Esta gente lo hace a lo grande, no como el pequeño trepa que busca la maldad ajena que le propomocione. Esta gente se juega la vida. Chivarse, denunciar, supone reventar como ser. Se desborda el sentimiento moral ante el silencio: es necesario que todo el mundo lo sepa, aunque esto le condene al ostracismo más absoluto. Estos no son chantajistas, ni quieren vender periódicos, son otro tipo de ser, esos que siempre andan perdiendo. Cuando una sociedad premia el callar o el servilismo, esto es un acto heróico, casi épico.
Ese momento de inflexión desde el que la vida ya no va a ser igual (ese en el que volverás una y otra vez a decirte, "¿por qué tuve que hacerlo?" y no encontraras respuesta) se pasa mejor con el "Iguazú" de Santaolalla.
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