Nota al pie
Hace unas semanas alcancé las 1000 visitas al blog. Teniendo en cuenta que lo mantengo desde hace 8 meses (aunque de manera activa desde 6) y dada la poca difusión que le doy (o me dan mis escasos contactos) no sé exáctamente cómo pensar esta cifra.
Por un lado me resulta extremadamente excitante la idea de que se hayan producido 1000 entradas. Esto demuestra que, a parte de mis cuatro amigos, hay personas que no conozco de nada que se detienen a leer o mirar las reflexiones inapropiadas que suelo colgar cuando las ganas me lo permiten. Por otro, resulta un tanto frustante tardar ocho meses, ni más ni menos, para alcanzar una cifra tan pequeña. Hay videos de gente recibiendo balonazos en los guevos en youtube que superan esa cifra en escasos minutos. Es lo que tiene el contagio viral. (añado, que hay virales inteligentísimos, y balonazos en los guevos que rozan lo sublime, que nadie me interprete como un Adorno venido a menos).
Claro que, sucede una cosa al respecto: Aplicar las formas de reconocer el éxito o del fracaso de una propuesta concreta (como puede ser un blog minoritario de una persona anónima en el más amplio sentido del término) como los medios tipo TV suelen utilizar a la hora de señalar lo que está top on the top, debería ser, cuanto menos, obsoleto. Para la televisión algo ha tenido éxito en internet cuándo muchas personas lo han visto. Se infiere, además, que cuando eso sucede Internet puede sublimarse pasando al medio-por-escelencia, esto es, la propia televisión. Internet, en sí, no vale nada si no se le representa en la televisión.
Tiene cierta gracia puesto que los informativos se nutren una y otra vez de imágenes extraidas de youtube para rellenar aquellos minutos de información que no ocupan con visitas publicitarias a restaurantes de ultrapijerio, promociones sonrojantes más o menos encubiertas, o subterfugios similares para tratar de colarnos product placement.
Resumiendo: ¿tener éxito en Internet equivale a que mucha gente te haya visto? La pregunta no es nueva, el éxito de una película siempre se ha medido por el número de expectadores.
La otra opción es asumir que el número de espectadores no importa, sino la calidad de los mismos. Da igual que esto no lo vea ni Blas, mientras que las críticas que reciba y la gente que entre esté a la altura del nivel del mismo. Tener un público fiel y estable interesa más que haya mucho que ni sepa qué estás diciendo: la propuesta del cine de autor, claro. Estas son las opciones que se suelen barajar al respecto.
Claro que cuando escribes un blog en el que la media de visitas por entrada está en unas 20, puedes incluso calcular de gente que conoces quiénes han entrado. Entre publicar en la web y decirlo en persona: ¿habría alguna diferencia? ¿Esto es tener un público fiel?
Lo más importante (en cuanto a ser la persona que mantiene esto) ¿estará el contenido a la altura de las personas que entren a verlo? ¿Son, precisamente, los contendidos los que provocan las escasas visitas?
Una de las muchas cosas interesantes de Internet es que el aplicar dicotomías como éxito y fracaso, dejan de tener sentido. Que un blog no lo vea absolutamente nadie es irrelevante si la persona que lo mantiene así lo considera, pero, a diferencia del solipsismo del diario, tiene la potencialidad de ser visto en cualquier momento con total impunidad. Es decir, aquí no hay ni éxito ni fracaso más allá de lo que tú consideres que lo sea.
Sea como fuere, esta entrada, (que no será publicada en Facebook) se resume en un cierto agradecimiento (ñoño) a todxs aquellos que leéis las cuatro cosas que cuelgo de vez en cuando. Si además os interesan, ¡increible!
Aunque haya gente que diga que los blogs se escriben para uno mismo, como los diários, esto, para mí, pierde su gracia si nadie los lee. Es frustante, a veces, la soledad de las cifras. Me tendré que pensar en otras categorías, aplicándome el cuento.
Gracias. :-D
Post a Comment