Rockatansky, Max
“Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa… Si hay un
destino personal, no hay un destino superior o al menos no hay sino uno, que
juzga fatal y despreciable. En lo demás, sabe que es dueño de sus días. En ese
instante sutil en el que el hombre vuelve sobre su vida, Sísifo, regresando hacia
su roca, contempla esa serie de actos desvinculados que se convierte en su
destino, creado por él, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellando
con su muerte…Cada uno de los granos de piedra, cada fragmento mineral de esa
montaña llena de noche, forma por si solo un mundo. Luchar por llegar a las
cumbres basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo
feliz.”
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