Thumper
"Escribir en estado febril es algo poco
recomendable. (Escribir cuando uno se está yendo de sí). De hecho, cualquier
tipo de actividad con una fiebre de 39º es, cuanto menos, meterse en un fregado
considerable. Lo único bueno (si es que podemos decir que esto sea algo bueno)
de un estado febril potente es observar cómo el mundo se descompone en una
amalgama sinsentido, cómo se interrumpe el flujo de lo que consideramos lo real
por otro mucho más primario y subterráneo: aquel que tiene que ver con el dolor
y la fenomenología de la fragilidad. Ese que se siente al verse impotente, al
albur de que los sistemas de autodefensa funcionen contra la infección. Es
entonces cuando la concha de quitina con la que nos rodeamos que se mantiene
intacta en la salud, esa que nos hace olvidar lo que es el dolor cuando no lo
sufrimos, se viene abajo y nos damos de bruces con la curva ascendente de la
enfermedad.
Thump, thump, thump.
Thumper. Paradójicamente, lo mejor de
Thumper, la obra maestra de Drool, se da cuando entramos en un estado febril,
aunque sea uno bien distinto.
Mientras tenemos fiebre se levantan las
paredes que nos aíslan de lo “de fuera”. El pensamiento se derrite. La lógica
carece de importancia. En cambio, el estado febril de Thumper son de esos en
los que el cuerpo (con su mente), el interface, el mando y el avatar se
conectan como un flujo único de sentido, ritmo y furia. Una hiperalerta en la
que el pensamiento consciente debe quedar a un lado o el flujo se romperá."
El resto del artículo Thumper para Zehngames en este enlace.
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