El Ministerio del Tiempo: El funcionario que llevamos dentro
Cuando se anunció por primera vez la creación de El ministerio del tiempo se publicitó ésta
como una especie de versión española de Doctor
Who. Esto nos llenó de temor a muchos: si hay algo que es difícil de
adaptar a otro país, es la idiosincrasia totalmente british de un producto como el longevo serial de la BBC. Pero, una
vez vista esta primera temporada de la serie de los hermanos Olivares, se
desinfló el miedo de que hubieran hecho una de esas versiones descafeinadas de
éxitos extranjeros, algo frecuente en la ficción televisiva española.
Pablo y Javier Olivares han demostrado que no son ajenos a la
influencia de la serie actualmente producida y supervisada por Steven Mofatt.
Ambos guionistas y creadores de El
ministerio del tiempo, se declararon “whovians” acérrimos, y han demostrado
su condición con guiños aquí y allí: una de los protagonistas se llama Amelia
como la compañera del Doctor Who, Amelia
Pond; el ministerio recuerda al Instituto
Torchwood, organización británica de viajeros del tiempo fundada por la reina
madre en la serie de la BBC. Sobre todo, hay un curioso acercamiento al tono de
la serie resucitada por Russell T. Davies, pero que han sabido trasladar con mucho
mimo a la sensibilidad española. Lo que en principio podría haber sido un
lastre para la serie, esto es, tratar de mantenerse fiel a una identidad
española en el contenido pero captando el estilo del Doctor Who, han conseguido
que se convierta en su mayor hallazgo.
El resto del artículo, escrito junto a Fernando, J. Martinez, aquí.
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