Nacht, Traum.
En un museo de Jaca me topo con esto.
No tiene nada de especial. De hecho no sé si éstas maderas deberían merecerse estar en un museo (cualquiera) o apreciarse en exclusiva por su antigüedad. Ni aunque mi vida dependiese de ello sería incapaz de valorarlo adecuadamente como pieza de arte(sania) –si es que esto es posible en un mundo como el nuestro.
Y mientras lo miro y tiro algunas fotos con el móvil, me acuerdo de Mantegna (del escorzo, de cómo me cayó en selectividad comentar esa imagen).
Y la memoria, comienza a lanzar imágenes por su cuenta. Y veo. Como si esto hubiera pasado una y mil veces. Como si el dolor fuese una fotocopia de un momento primigenio, sin fin a la vista.
Toda representación del dolor se parece. ¿Debe ser igual en todas partes? ¿En todos?
No me puedo imaginar ahí tumbado, ahí topa mi mente con algo incognoscible.
Después busqué un sitio para comer. Todo debía continuar.
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