El cheater como agente moral
"Llevas un rato conectado al Counter-Strike. Las rondas van más o
menos como siempre: ni muy bien, ni muy mal, según con quién te emparejan y lo
habilidosos que sean los rivales. Entonces pasa algo. Tienes en el punto de
mira del fusil a un tipo. La situación dura una fracción de segundo pero te da
tiempo a procesar el torrente de inputs: Le has dado un tiro en la cabeza pero
el tipo sigue vivo. ¿cómo puede ser posible? Mientras recargas el fusil te
agachas bajo un saliente en el que estás perfectamente cubierto. Y, pum, tiro
en la cabeza del que acabas de disparar. Enfado monumental: el tipo debe ser un
tramposo.
De una manera u otra nos hemos enfrentado alguna vez a esta
situación. Resulta frustrante sentirse que eres torpe con un videojuego en el
que compites, pero es aún más molesto saber que estás jugando contra alguien
que ha tomado ventaja del sistema. Ya sea con un bot para apuntar, con algún truco de invulnerabilidad o poder ver a
través de las paredes, el tipo se ha saltado las reglas del juego. Una
competición sana debe tratar que se mantenga un equilibrio justo entre los
jugadores. Es decir, que todos partamos de la misma casilla de salida en
igualdad de condiciones, para eso el código del juego establece leyes. Que
todos aceptemos cumplirlas acaba por darnos actos justos. Por eso el cheater es
un outsider a eliminar, sea este hacker malvado que revienta el código o un
tramposo puro y duro que buscó el hack por internet. Aquí la épica romántica
del hacker no se aplica: ni Anonymous ni tonterías de esas; hemos venido a
jugar y tú me estás fastidiando.
El resto del artículo para Anait sobre Elcheater como agente moral en este enlace
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